Graciela Hidalgo
La Obra de Graciela Hidalgo
Del silencio a la expresión
La naturaleza de los procedimientos de creación artística tienen mucho que ver con la naturaleza del mismo ser humano, mas bien podría decirse que para que haya un proceso de creación ha de haber una profunda empatía entre la persona que crea y la obra, entendida esta como un sujeto, ¿pero cuando ocurre esto? La obra de arte ha de entenderse como un todo en donde la energía creativa fluye hacia la obra en un proceder de darse cuenta un despertar del sujeto a cada instante de la obra, un procesos de madurar lento, un transcurrir que solo se va dando a partir de que el artista acomete no solo con su voluntad sino en el escuchar y sentir la que la obra demanda.
Hay muchos pseudo artistas influidos nada más que por sus prejuicios, como si el acto de crear fuera algo que esta ahí afuera, del cual solo hay que tomar prestada la idea de otro para realizar una interpretación de ella y eso para algunas personas se vuelve su creación.
Esto no es lo que ocurre con la obra de Graciela Hidalgo, he visto el proceso de madurar su técnica, en un proceso lento de idas y venidas de dudas y aciertos y poco a poco su pintura se configura en una espacio cada vez más propio, cada vez más original, un mundo propio que no solo toma forma sino que se va construyendo en un lento escalar de la materia que poco a poco va configurando su obra en una técnica, veladuras que ceden su paso a la materia, materia y textura que se deja vencer en la veladura cambiando el tinte dando forma, la técnica como una aparición, y la aparición como evocación, la pintura se vuelve lírica, una lírica del espacio imaginario un transcurrir lento entre las capas sucesivas de pintura.
Vivimos en un mundo instalado por la velocidad, producir rápido, consumir rápido, olvido aún más rápido, sin embargo quien mira de cerca, puede buscar en el color y las finas texturas los desplazamientos de la evocación, paisajes de la tierra, paisajes de un planeta imaginario formas buscando el punto exacto de su equilibrio, la abstracción es evocación, una forma de imitación de la naturaleza que siempre tiende al equilibrio, al final la búsqueda artística no puede definirse mas que por la proyección de un estílo propio, que encuentra su culminación en la libertad nacida desde el fondo del ser un reconocimiento a su propia condición humana que entre las dudas infinitas, los errores a veces, y los profundos aciertos construye su pintura como su opción de vida.
Todo el mundo puede aprender arte, todo el mundo puede aprender a pintar, pero antes de eso hay que despojarse de las creencias, hay que despojarse del conocimiento que a veces con orgullo afirmamos tener, vivir la experiencia del arte de lo artístico es una experiencia cercana a la del vacío, en donde la mente se detiene y lo mirado, la obra surge en su pleno esplendor, la creación surge del estado de abandono del ser, no de las afirmaciones del ego, por eso la pintura de Graciela en su evocación mas amplia nos sitúa ahí sólo donde una mirada atenta, una mirada sin sujeto, puede construir su propio sentido dar al fin significado en la experiencia de un espectador que se vuelve parte de la obra.
Fuente: Antonio Sobarzo